12.04.2010

¡No se asuste! Vogón a la vista...


Finalmente he acabado la segunda parte de la conocida "trilogía en cinco partes" de Douglas Adams sobre las venturas y desventuras de todo autoestopista galáctico que se precie, llamada "El restaurante del fin del mundo"; que en parte me ha recordado gratamente a aquel maravilloso episodio de Doctor Who: "The End Of The World". Por eso hoy me centraré en una de mis partes favoritas del libro:

"Como todas las naves vogonas, aquélla no parecía responder a un diseño, sino a una súbita coagulación. Los deformes edificios y protuberancias amarillas que sobresalían en ángulos desagradables, habrían desfigurado el aspecto de la mayoría de las naves, pero en este caso era lamentablemente imposible. Se han divisado cosas más feas en el firmamento, pero no por testigos de confianza.

En realidad, para ver algo mucho más feo que una nave vogona, habría que entrar en una y mirar a un vogón. No obstante, eso es precisamente lo que evitaría cualquier ser prudente, porque el vogón común no lo pensará dos veces para hacerle a uno algo tan increíblemente horrible, que se desearía no haber nacido; o, si se es un pensador más clarividente, que el vogón no hubiera nacido.

De hecho, el vogón común ni siquiera lo pensaría una sola vez, probablemente. Son criaturas estúpidas, obstinadas, de mentalidad deformada, y desde luego no tienen disposición para pensar. Un examen anatómico de los vogones revela que en un principio su cerebro era un hígado disóptico, muy amorfo y mal situado. Por tanto, lo mejor que puede decirse en su beneficio es que saben lo que les gusta; eso generalmente entraña el hacer daño a la gente y, siempre que sea posible, enfadarse mucho.

Algo que no les gusta es dejar un trabajo sin acabar, en especial a este vogón, y en particular - por varias razones - este trabajo".


El restaurante del fin del mundo (Douglas Adams, 1980)

Al acabar Guía del Autoestopista Galáctico recuerdo que me pregunté: ¿podrán las siguientes partes gustarme tanto como ésta? La respuesta no tardó en llegar. Cuando leí esta descripción de los vogones supe dos cosas: que este libro me encantaría y que lamentablemente nuestras vidas están plagadas de ¡malditos vogones!

Por cierto, dos consejos: primero, no olvidéis al leer un libro olerlo, sentirlo, vivirlo; y en segundo lugar os recomiendo leer esta historia escuchando esta música de Mozart: Piano Concerto No.18 in B flat major K456 : I Allegro vivace, ya que será una experiencia aún más ¡fantástica!

Wikio

4 comentarios:

  1. MarianoSilva4.12.10

    Yo también me los he leído y me parecieron buenísimos :)
    Jeje me ha gustado tu recomendación final, creo que probaré la experiencia! ;)
    Saludos!

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  2. MarianoSilva: Cuando vuelvas a leerlos, hazlo con Mozart, te sentirás (aún más) parte de la historia. ¡Saludos!

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  3. Los vogones son como los cretinos (quizás son lo mismo, en esencia): al pensar con órganos no diseñados para tal fin, se encuentran con que llegan a conclusiones tales como que lo que debía estar para ayer es perfectamente pedible hoy aunque sea la primera vez en la que se habla del tema, porque así lo ha pensado su hígado.

    Pero bueno, me gustan los tipos grandes y gordos como los vogones "porque hacen mucho ruido cuando caen de espaldas".

    Doctor Who, El autoestopista, Mozart... este blog debería aspirar al Nobel de Química por su aportación a la humanidad en la divulgación de las cosas buenas de la vida :)

    Un besito MFAL

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  4. Il Venturetto: Los cretinos en toda su amplitud de variantes son vogones y no se les da bien pensar ;-)

    En cambio, lo que se te da bien a ti es el peloteo xDD pero siendo sincera, "La vida, el universo y TODO lo demás" me está resultando más difícil de seguir que los otros (¡maldito 42!)

    Por cierto, ¿te he comentado que hay un capítulo de Doctor Who que se llama "42"? :D

    Un besito, querido misántropo

    PD: Quizá hay tres tipos de personas: los que tienen la pistola cargada, los que cavan y los que caen de espaldas cuando menos lo esperan.

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