"El capitán observó la escena con despreocupado regocijo y luego les dio la espalda. Arthur miró a su alrededor con ojos enloquecidos.
- ¡No quiero morir todavía! -gritó-. ¡Aún me duele la cabeza, estaré de mal humor y no lo disfrutaré!
El guardia los sujetó firmemente por el cuello, hizo una reverencia a la espalda de su capitán, y los sacó del puente sin que dejaran de protestar. La puerta de acero se cerró y el capitán quedó solo de nuevo. Canturreó en voz baja y se puso a reflexionar, hojeando ligeramente su cuaderno de versos.
- Hmmm... -dijo-, el contrapunto del surrealismo de la metáfora fundamental... - lo consideró durante un momento y luego cerró el libro con una sonrisa siniestra.
- La muerte es algo demasiado bueno para ellos - sentenció.