Quienes somos files seguidores de la
Fórmula 1 sabemos que de vez en cuando debemos sacrificar unas horas de sueño que la mayoría de las veces se ven recompensadas, como en esta ocasión. Tras una clasificación sin grandes emociones el sábado por la mañana, la suerte estaba echada:
Sebastian Vettel en la pole, seguido de su compañero de equipo
Mark Webber y
Fernando Alonso en un cómodo tercer lugar.
Pero la mañana del domingo nos deparaba algunas sorpresas. Lluvia y una salida accidentada que dejaba a nuestro piloto en último lugar, toque con
Michael Schumacher de por medio.
¿Podía empezar peor la carrera en el circuito de Melbourne? Un circuito difícil, sobre mojado y que destrozaba nuestras ilusiones en tan sólo unos segundos.
Lo primero que pensé es:
‘La carrera se ha acabado’ y acto seguido me dije:
‘Pero esta vez Alonso conduce un Ferrari’. ¿Podría remontar desde la última posición? La respuesta no tardó en llegar.
Fernando Alonso comenzó una espectacular remontada que finalmente le dejó en un cuarto lugar que nos sabe a victoria, porque sigue siendo el primer piloto en la clasificación del mundial tras dos carreras, y porque nos ha dado una lección de pilotaje pocas veces visto. El
F-10 parece hecho a su medida, adaptándose a sus necesidades, y las de hoy estaban claras.